Corrupción en los resultados y la pérdida del sentido educativo, los problemas

La prueba ENLACE, una regresión a las peores prácticas pedagógicas, indica MBM

Es una contradicción al deseo de desarrollar competencias intelectuales superiores en los alumnos

GEORGINA GARCÍA SOLÍS

Participantes del foro La Reforma Educativa a debate, realizado en el Museo Regional Foto: FOTO ARTURO CAMPOS CEDILLO

La Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) se convirtió en uno de los ejes de las políticas públicas de la educación, en una contradicción de la reforma educativa, según se expuso en el primer foro temático La Reforma Educativa a Debate; las implicaciones de la reforma y la prueba ENLACE, organizado por el Movimiento de Bases Magisteriales.

En el Museo Regional de Guadalajara se inició este foro con el fin de construir una alternativa que mejore la calidad educativa, que será presentada al gobierno del estado.

Los docentes coincidieron en que la prueba ENLACE tiene problemas de fondo y técnicos que orillan a regresar a las viejas prácticas de la pedagogía y promueven la corrupción en busca de mejores resultados al estar ligada con incentivos económicos y para evitar el “linchamiento” de los medios de comunicación y la comunidad escolar.

“Aquí hay un problema central, en el discurso general de la reforma de educación secundaria y de la educación primaria nuevamente buscamos alumnos más reflexivos, promovemos el aprendizaje cooperativo, queremos formar la tolerancia, inclusive desarrollar competencias intelectuales superiores, pero en los hechos, con esta prueba se procede regresando a una vieja tradición pedagógica que reformas sucesivas han tratado de combatir: la idea de que aprender es retener determinada información”, planteó el profesor Rodolfo Ramírez Raymundo, director de la revista Cero en conducta.

Ramírez Raymundo indicó que debido a que la prueba ENLACE es de opción múltiple, únicamente mide definiciones, hechos y datos específicos, procedimientos estandarizados y fórmulas establecidas.

Este formato, sostuvo, limita el aprendizaje como un acto impuesto desde el exterior al sujeto, es decir, “que aprender no está relacionado con el interés de la curiosidad intelectual, sino que se trata de una serie de contenidos que han considerado importantes y que tienen que ser aprendidos”.

“Los viejos usos en los que uno leía para buscar adjetivos calificativos, sustantivos de rojo, etcétera, estaban siendo desplazados afortunadamente de las aulas, sin embargo, frente a la presión de la prueba, esas practicas están siendo regresadas porque uno legítimamente quiere que sus alumnos salgan bien, pero también porque se ha creado un ambiente de linchamiento en los medios y a nivel de comunidades escolares”, puntualizó.

Esta política pública, dijo, junto con la introducción de programas extracurriculares como nunca antes, como educación física en la lucha contra la obesidad, educación financiera, entre otros, provoca una “pérdida” del sentido de la educación.

“Si un profesor quisiera seguir los programas no encontraría una orientación hacia donde llevar a los niños, además hay un regreso a la mecanización que fortalece las peores tradiciones pedagógicas debido a que muchos profesores han optado por trabajar alrededor de la prueba, lo que implica suprimir experiencias y contenidos importantes: no tendrá caso venir al Museo Regional por ejemplo, sí seguimos atados a la prueba; no tendrá caso realizar actividades de experimentación científica en aula porque nunca la prueba va a poder medir la capacidad de observación, de argumentación, de reflexión y de uso de evidencias, estos son los perjuicios más profundos que la opinión no ha podido captar”.

Lo más lamentable, señaló, es que los profesores no se han dado tiempo de leer y resolver las pruebas, por lo que “estamos técnicamente desarmados para hacer una crítica”.

El humano es capital en la educación

Por su parte, el investigador del ITESO, Luis Ignacio Román Morales planteó que la educación en México tiene un sentido estrictamente mercantil que convierte al humano en capital y que de esta forma se gestó la generación Nini.

“Si resulta que no es rentable la educación ¿para qué educamos?, esta es un lógica de mercado, si nosotros estamos teniendo estudiantes que no van a conseguir trabajo o que van a conseguir un trabajo que no va a generar una remuneración superior que si no hubieran hecho ese ciclo escolar, entonces ¿para qué los formamos?”, refirió Román Morales.

El académico agregó que en las últimas siete décadas se incrementó el grado de escolaridad del país, en un esfuerzo del Estado y las familias, a pesar de las diferentes crisis económicas.

Sin embargo, remarcó que en la última recesión económica por primera vez los jóvenes mexicanos dejaron de estudiar, debido a que ya no hay oportunidades laborales con remuneraciones altas, en gran medida porque el país es controlado por un pequeño grupo de empresarios.